Que empiece y acabe pronto el
Cónclave,
para que terminen las especulaciones
y opiniones, que tanto “ marean la perdiz “,
sobre quién puede ser el nuevo Papa.
Lo que importa es que sea una persona
santa,
que alimente la confianza en la
Iglesia,
la Fe en los desorientados
creyentes,
que impulse y fortalezca la creencia en el
Evangelio
y, como buen Pastor, acoja en su
redil
a las ovejas descarriadas, y mantenga
unido
y cuide a todo el rebaño.
Con tantas apuestas, suposiciones y juicios de
valor,
guiados por veleidades e indiscreciones propias,
se dispara contra la Paloma blanca,
representación del Espíritu Santo.
O no se cree en Ella, o no se la
quiere dejar volar en paz.
El nuevo Papa, sea el que sea
elegido,
guiará la “ Barca de Pedro “.
Cuando haya “ fumata blanca “,
fluirán oraciones y deseos
para que la lleve a buen puerto.
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