El último fin de semana asistimos al funeral de una mujer joven para, a continuación, sumarnos a una concentración por el SÍ A LA VIDA( contra el aborto y la eutanasia). Hemos visto el dolor de unos padres que hubieran preferido dar el salto a la eternidad antes que su hija, pero con frecuencia se alteran los tiempos biológicos en contra de lo que, en apariencia, contradice lógica y expectativas. Al decir el sacerdote que desde la Fe " la muerte no es el final", nos vino a la mente "ya la has devuelto a la vida, ya la has llevado a la luz".
Una joven acompañante, finalizada ceremonia religiosa, quiso que viéramos donde reposaba en el mismo campo santo una amiga suya que falleció, no hace mucho, a los veinticinco años. En una sencilla lápida, sobre el césped, esculpidos estaban el nombre de su buena amiga y una paloma. Guardamos silencio, elevamos una oración y, como despedida,la acompañante depositó un beso sobre la losa que quedó humedecida por un reguerillo de lágrimas.
Quiso la querida joven acudir también a la concentración por el SÍ A LA VIDA, a donde llegamos poco después. Una preciosa placita era el lugar escogido y en su centro varias velas encendidas dibujando un corazón. Escuchamos el manifiesto y testimonios personales, denunciando los millares de crímenes contra seres indefensos que, al amparo de injusta Ley y burlándola muchísimas veces, son sacrificados en España y el pingüe negocio que reporta.
No faltaron referencias al peligro de la eutanasia, por eliminación directa de ancianos y terminales, que puede encubrir la proyectada Ley de la muerte digna. Una cosa son los cuidados paliativos para mitigar o calmar el sufrimiento doloroso y otra la administración de fármacos que, por su especificidad y elevadas dosis, lo eliminan de inmediato, al momento, pues sencilla y directamente te han matado. Los antecedentes con lo del aborto y de muertes aceleradas por doctores”Mengele”, exigen no dejar de clamar por el SÍ A LA VIDA.
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