Ayer al referirnos a la violencia de “género” machista, decíamos “… Nosotros nos limitamos a constatar, con carácter general en la sociedad, la creciente agresividad, el poco o nulo respeto por la dignidad y la vida del otro, la falta de valores, el egoísmo e incomprensión y, en definitiva la ausencia de amor…”, “…realmente estamos ante una sociedad enferma y desquiciada,…”. Pues bien, este mal que afecta tanto a hombres como a mujeres también tiene su repercusión en la violencia de “género” o doméstica protagonizada por la mujer contra el hombre. (Aunque seguimos ayer y hoy la denominación” políticamente correcta” de violencia de género, creemos que lo apropiado es violencia doméstica)
Sin entrar en comparaciones, siempre odiosas y discutibles, bastan como dato los hechos que relatan o comunican los medios. Las estadísticas son muy sufridas, manipulables, susceptibles de diversas interpretaciones, y pocas fiables hay sobre la violencia femenina, por lo que nos limitamos a apuntar que, a resultas de tal violencia de “genero” femenina, fueron muertos directamente 6 hombres en 2.008, 10 en 2.009 y 7 en 2.010, según Organismo dependiente del Ministerio del Interior. En lo que va de año 2.011 recordamos haber leído noticias sobre 3 homicidios.
Por la simple lectura de prensa hemos retenido que los principales motivos de la violencia femenina homicida sobre hombres obedecen a reacción por malos tratos, a celos o despecho y que los instrumentos utilizados son preferentemente cuchillos y tijeras, alguna administración de sustancias tóxicas y creemos recordar un atropello intencionado.
También los medios y Webs específicas sobre la materia, se han hecho eco de las denuncias falsas de mujeres contra sus parejas, que el Ministerio de Igualdad estimaba hace pocos años en un 20%, aunque un Juez sevillano de familia calculaba que podrían alcanzar el 40%, un Director del Instituto de Medicina Legal murciano habló del elevado número de falsas y que sobre el 10% si se podía afirmar que eran reales.
Es decir, cálculos o estimaciones cuya exactitud desconocemos; pero que, denuncias falsas, “haberlas haylas” y seguro que más de las demostradas, como ocurre en todas las infracciones de cualquier naturaleza; no todas las que se cometen son descubiertas ni por tanto castigadas.
Ahora se intercambian o mimetizan los clásicos roles de manera sorprendente. Aunque subsisten muchas reticencias por “el que dirán”, algunos hombres ya no se avergüenzan en denunciar ser objeto de malos tratos por su mujer o pareja. Ha sido consustancial al varón la brutalidad, cuando a la mujer se le ha atribuido la astucia, y sonados, aunque esporádicos, fueron antaño los casos de las envenenadoras a base de poner continuadas pequeñas dosis de raticidas o similares en los hombres que pretendían eliminar.
Para restar, por unos momentos, dramatismo al problema real y grave de la violencia doméstica, nos gustaría pensar, haciendo un paréntesis jocoso, que las mujeres solo “matan” con el “amor” (más de un varón ha fenecido, por sobre esfuerzo, en el éxtasis del placer), a disgustos o con el continuado aporreamiento de la tarjeta Visa o del Corte Inglés.
Ojala desaparezca o merme tanta sin razón agresiva y retorne el permanente amor, porque como decíamos ayer “cuando y donde este existe (el amor) no tiene cobijo la violencia, el odio y el rencor”. Como brindis a la esperanza y los deseos de que Cupido lance certera flecha, se incluye una canción de amor que, rastreando, hemos encontrado disponible en Youtube ("Yo te quiero,me quieres" by adwin guitarras)
Es verdad que los hombres no suelen denunciar por vergüenza, pero conozco a muchos, buenas personas, que tienen más paciencia que un santo. Soportan de sus mujeres maltrato sicológico, desprecios y desatenciones. Lo llevan resignadamente como una carga, bien por principios religiosos o por los hijos. Abundan más de lo que parece. Unos tienen la fama y otras cardan la lana hay que reconocer la culpa de unos o de otras según quien haga el maltrato. No justifico ningún maltrato, sea de hombre a mujer o de mujer a hombre. Todo arranca de la falta de una buena educación y buenos principios Los socialistas y demás proges de la izquierda, con su sectarismo, se han encargado de ir socavándolos, sustituyendo los valores por el vacio y la nada.
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