martes, 3 de abril de 2012

CORNETAS Y TAMBORES

 

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha dicho, sobre la partida presupuestaria para 2012 que son "unos presupuestos de guerra en unas circunstancias absolutamente extraordinarias". Si él lo dice…,pero aquí lo que se ve es a la tropa, de uno y otro bando, en primera línea de fuego, sin cartuchería, agotadas las enlatadas raciones de combate, e intentando mantener sus posiciones guerreando a base de bayoneta calada. Mientras tanto los respectivos “estados mayores”, protegidos en búnkeres resistentes a explosiones nucleares, están cambiando de estrategia y táctica cada dos por tres, a la espera de un golpe de suerte o de los dictados del invisible Gran Oráculo.

Su Santidad Benedicto XVI ha conseguido que sea atendida su petición  en el reciente viaje a Cuba, declarándose festividad nacional el Viernes Santo, aunque nos da la impresión que  los cubanos, hambrientos de pan y libertad durante tantos años, hubieran preferido una paga extraordinaria como la que aquí se llamó del 18 de Julio que subsiste, pero cambiando la fecha porque no quedaba bien que coincidiera con tal reminiscencia franquista aunque nadie renuncia a cobrarla. Lo cierto es que en Cuba, para la mayoría de la gente todos los días del año son viernes de pasión.

En las postrimerías del franquismo, la Iglesia a la que tanto benefició a punto estuvo de excomulgar a D. Francisco. La dictadura comunista castrista, en lo que parece su incierto final, recibió un lavado por la diplomacia vaticana. A Franco la Iglesia lo tenía seguro, el comunismo ha segado millones de católicos por el simple hecho de serlo; pero ¡ misterios inescrutables de la Providencia!: es mayor la alegría en el cielo por el reencuentro con la oveja descarriada.

Ya ha empezado la Semana Santa, utilizada mayormente por los que pueden para tomarse unas vacaciones. En las procesiones sonarán cornetas y tambores;  en algunas balconadas, por cuyos bajos trascurren, ocuparán sitio preferente políticos para ser vistos por la plebe y pocos intentarán ir de incógnito cubiertos con capirotes y túnicas.

De otros dedicados a la cosa pública, poco sabremos; entre estos, como Rubalcaba, cuando más lejos mejor, nada bueno puede traer. Respecto a Rajoy, no lo imaginamos soplando ninguna corneta ni aporreando tambor, le va más la pose de pasmada esfinge, aunque ayer por fin habló, alto y claro, ante el comité ejecutivo del PP. Pero resulta que es el Presidente del Gobierno y al conjunto de los españoles le hubiera gustado que directamente diera la cara antes, sin intermediarios,  teniendo en cuenta la que está cayendo y lo que se espera.

En fin, esta Semana Santa cada uno hará lo que quiera o lo que pueda. Que, al menos, los gobernantes y demás representantes del pueblo tengan el pundonor de no escandalizar al personal con dispendios, vagancias y actitudes propias de un carnaval. Cuando oigan el sonar de cornetas y tambores, no se asusten; no es llegado el momento del final, aunque lo parezca.

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