sábado, 8 de junio de 2013

DE HISTORIA, HISTORIADORES Y SUS LECTORES.

 

Hay quienes se dicen historiadores y acomodan sus libros, escritos e intervenciones públicas, al juicio preconcebido que tienen sobre los hechos y personajes que tratan, para que aparezcan cómo les gustaría que hubieran sido y sin haber hecho ningún esfuerzo intelectual para aproximarse a cómo fueron. Esto ocurre cuando prima el personal posicionamiento político e ideológico sobre el rigor y el desapasionamiento que debe presidir el estudio histórico, prescindiendo del método científico historicista.

Este método debe estar dirigido a la búsqueda de fuentes fiables-personales y documentales-, al hallazgo de vestigios reveladores, al análisis contrastado de las mismas, al conocimiento del contexto temporal en que se produjeron los hechos, vivieron sus protagonistas y lo que les indujo y pretendían con su participación con aquéllos para tratar de definir su perfil psicológico. Ponderando el material obtenido es cuando se está en condiciones de acercarse a la verdad y de formular tesis o conjeturas razonadas, que pueden ser aceptadas o cuestionadas por otros historiadores rigurosos. Es frecuente que, con el paso del tiempo, nuevos descubrimientos lleven a reconsiderar, total o parcialmente, posturas mantenidas con anterioridad pues la investigación histórica nunca cierra sus puertas al futuro y posibles revisiones.

Por otra parte, suelen darse lectores de autores que escriben libros, cuyo posicionamiento les es conocido de antemano, simplemente porque gusta lo que relatan y se adecúa a su sentir, desdeñando la visión de otros y sin interesarse por la solvencia de los contenidos. No son ajenos a ellos las editoriales que promocionan a los más vendibles en consonancia al negocio, llenando los mostradores de las librerías con supuestos libros de historia, o con " Memorias"- que no escapan a la atención de los historiadores como posible fuente de información- firmadas por personajes de relevancia política, generalmente ausentes de autocrítica, y de distraídas " Novelas históricas" de atrayente lectura, que difícilmente pueden catalogarse de obras históricas en sentido propio.

Al final, cada lector busca aquello que le gusta, quedando reservados los historiadores reputados para los estudiosos y apasionados de la HISTORIA con mayúsculas. Para muchos lectores lo importante es disfrutar un rato, pero lo ideal sería que tanto el historiador como el lector intentaran encontrar la verdad. En cuanto a la experiencia vivida, cada cual sabe cómo le fue y así suele recordarlo y contarlo. A veces incluso inventando, pero ésta es otra historia.

1 comentario:

  1. Felicidades por el artículo, el mismo da para reflexionar y profundizar sobre hechos de actualidad que estan ocurriendo en nuestro país, sin ir más lejos vinculados a la reforma de la ley educativa, y el impacto que la misma esta teniendo en Cataluña, donde los abanderados del independentismo se permiten la falacia de montar un simposio sobre Estapa ataca a Cataluña, 1714 a 2014, sin comentarios

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