La enseñanza pública es cara, la pagan todos los contribuyentes, y nadie con aptitudes y ganas de estudiar debería tener impedimento para acceder a la Universidad y continuar su formación en ella, por falta de recursos económicos. Tampoco cabría considerarla como una especie de barra libre para los que no se esfuerzan ni, por tanto, obtienen los resultados mínimos esperados y exigibles. El estudio requiere constancia, aplicación, esfuerzo y sacrificio.
De ahí la conveniencia de conjugar el rendimiento académico del alumnado y el factor económico personal o familiar, en orden a una adjudicación equitativa de las asignaciones presupuestadas, evitando con ello el injusto reparto de los recursos disponibles y permitiendo una enseñanza de calidad al que quiere y sabe sacar provecho de ella.
A esto, que es tan elemental, parece responder la proyectada concesión de becas, que tantas polémicas ha suscitado, planteada por el Ministerio de Educación. Necesita de ponderaciones y aportaciones serias, alejadas de oportunismos políticos y fáciles demagogias. No es de recibo que la Universidad sirva de aparcadero a los malos estudiantes, ni que el destino final que se da a muchas becas no sea aquel para el que fueron concedidas. La casuística de pícaros aprovechamientos para fines distintos, no es algo excepcional.
Las becas deben ir dirigidas hacia quienes las precisan y merecen, de modo que sirvan de ayuda, estímulo y premio.
La enseñanza no debe ser gratuita.El gobierno adelanta el gasto al alumno,que cuando termine su carrera irá pagando poco a poco con sus ingresos el coste real de su carrera(hablo de la enseñanza pública).Esta es la verdadera igualdad de oportunidades y donde se adquiere responsabilidad ,además de eliminar gastos burocráticos inútiles.No es idea original,pues se aplica en muchos países.Podría hacerse poco a poco,pero en unos cuantos años el Estado ya no ´gastaría nada ni en la Universidad ni en la enseñanza profesional.Es más lógico que pague quien se beneficia de la enseñanza encontrando un trabajo que no tenga que pagar un humilde trabajador impuesto para pagar la carrera al hijo de un millonario.
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