Es de actualidad el revuelo armado a raíz de las noticias publicadas de que la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana- NSA- recabara y obtuviera la colaboración de distintas empresas del sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones, sobre ciertos datos y movimientos relativos a la utilización que de tales servicios hacen sus usuarios.
No hay que sorprenderse, pues es una herramienta de trabajo más, a la que recurren los servicios de Inteligencia de distintos países para preservar sus intereses nacionales, descubrir a los que atentan gravemente contra ellos o sus conciudadanos y prevenir o abortar amenazas. Malo sería si una agencia de este tipo se abstuviera de ello, pudiéndolo hacer conforme a la legalidad imperante en su país. Perversión, si no responde a tales fines, utilizándose como pretexto para inmiscuirse en la privacidad de los demás y tener controlada a la gente.
Para enjuiciar las problemáticas concretas, deberían conjugarse diversos aspectos: legalidad, necesidad, oportunidad, proporcionalidad, resultados obtenidos, el uso que se hace de la información obtenida,... Pero tanta transparencia y pulcritud, deseables en otros campos, pueden chocar con la eficacia, reserva y discreción que pretenden los servicios de Inteligencia y que de ellos se espera en los países del entorno occidental democrático.
El garantizar la seguridad demandada, puede conducir, ocasionalmente, a efectos prácticos y dentro de unos límites, a ceder espacios de libertad y garantías, con la eventualidad de que se generen específicas situaciones que pueden lindar con el filo de la Ley; o a hurtárnoslos si, claramente, ésta se infringe.
Cuando ello se produce por los servicios secretos de Occidente, y en especial por los de Estados Unidos o de sus aliados europeos, se examinan con lupa al conocerse y se exponen los hechos ante la opinión pública.
Cuando ocurre en los regímenes totalitarios y fundamentalistas teocráticos, suelen medirse con distinta vara, siendo frecuente que no se pongan en el otro plato de la balanza: bien porque se consideren consustanciales a los mismos mientras subsistan, o debido a la falta de libertad interna para denunciar las extralimitaciones sin exponerse a graves represalias.
La casuística señala que algunas desviaciones y trapos sucios trascienden por la delación de " judas", arrepentidos, despechados,... y por la desclasificación con el tiempo de papeles secretos. Incluso por rencillas y devolución de la pelota entre diferentes servicios que, hasta entre los denominados " amigos", a veces se enseñan la patita del " tú, más".
En fin, por lo delicados y espinosos que son estos asuntos, se acaba la osada incursión en tan velados terrenos con la muletilla: " entre espías anda el juego ".
Punto de encuentro en el que confluyen opiniones y reflexiones con el afán de aportar un granito de arena al bien de España, de su unidad y lengua universal, la fraternal concordia, recuperar valores ya en el olvido y reivindicar las raíces cristianas de Occidente. Para ello es preciso tomar postura, aspirar a ser un actualizado CRUZADO cuyas armas sean la palabra, la pluma y ejemplar ciudadanía.
lunes, 17 de junio de 2013
“ ENTRE ESPÍAS ANDA EL JUEGO”
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