sábado, 29 de junio de 2013

INCIERTO DESENLACE FINAL DEL CASO SNOWDEN.

 

Las rocambolescas peripecias de Edward Snowden, el informático espía que trabajó para la CIA y la NSA norteamericanas, en la huida emprendida con el fin de eludir la acción de la Justicia de su país por revelación de secretos, tiene aspectos intrigantes como las novelas de ese género.

Ya, de por sí, llama la atención el motivo esgrimido para justificar la deslealtad con los servicios para los que trabajó: la denuncia del control de las comunicaciones con violación de los derechos humanos. Esa caída repentina del caballo, cual Pablo, de quien durante años cabalgó sobre él, resulta un tanto extraña, salvo que obedeciera a otras motivaciones e impulsos; pero a falta de pruebas que lo confirmen, se le puede otorgar el beneficio de la duda.

Luego resulta que el converso defensor de las libertades y derechos trata de buscar asilo, directamente o a través de intermediarios, en Ecuador en donde peligra la libertad de la prensa independiente. Hasta el Presidente de Venezuela, Maduro, ha dicho que estaría dispuesto a cobijarle entre sus brazos.

En el periplo fugitivo fue a parar a Hong Kong ( China ) en donde se refugió, emprendiendo posterior vuelo a un aeropuerto moscovita en cuya zona de tránsito se dice que está, aunque ningún periodista ha podido verlo. Se anunció que desde Moscú se desplazaría a Cuba, pero no figuró entre el pasaje del avión que debía de haber cogido rumbo a la Habana.

Como se sabe, los regímenes de los países citados, tan condescendientes con él, no se distinguen precisamente por ser, en diferentes grados, un ejemplo de virtuosismo democrático defensor de los derechos humanos, lo que choca con las bien intencionadas intenciones que Snowden dice que le guiaron y que algunos tratan de destacar. Al menos dan pie para el recelo y a pensar, dando vía libre a la imaginación, que en todo este largo ínterin sería raro que no funcione la exprimidora. Sacado el jugo habrá tiempo para las componendas, el clásico " do ut des ".

El último capítulo leído de esta historia, relata las declaraciones del padre de Edward a la cadena televisiva NBC diciendo, entre otras cosas, que su hijo estaría dispuesto a regresar a su país si no se le encarcela antes de ser procesado y no es obligado a mantener silencio, a la vez que expresó el temor a que lo manipulen colaboradores de Wikileaks y agregó " No quiero ponerle en peligro, pero me preocupa quienes le rodean".

Habrá que esperar al desenlace final para dejarnos de acertijos, porque hasta ahora el asunto no está nada claro.

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