La siesta es reparadora y relajante, aconsejable mientras se pueda y casi imprescindible durante los calores del estío. De ese invento español, tan practicado antes de que se impusieran horarios laborales acordes a los nuevos tiempos, decía Camilo José Cela: " la siesta, con pijama, Padrenuestro y orinal", revistiéndola del ceremonial propio a la sosegada y larga, en contraposición a las cortas cabezaditas con las que se pretende suplir.
Tiene sus antecedentes bíblicos y en la antigua Roma, pero podría responder a su institución en las órdenes monacales del Medioevo, el dicho: " Si quieres matar al fraile, quítale la siesta y dale de comer tarde". En cualquier caso, en España es donde arraigó de forma especial, popularizándose y propagándola a otros países en donde era desconocida.
Estudios científicos avalan sus beneficios para resarcirse de las energías consumidas durante la mañana y afrontar con vigor lo que resta del día. Hasta los japoneses, que copian todo lo bueno, cantan sus excelencias. Ahora hay algunas empresas que han habilitado salones para que sus empleados puedan dedicarle un tiempo moderado para reponerse del estrés y la fatiga.
Se dice que su duración debe oscilar entre los treinta y los cuarenta y cinco minutos- algunos la reducen a veinte y otros la alargan a una hora-, recomendándose que sea tumbado en consonancia con la sabiduría popular acuñada en: " No dormites de pie si puedes estar sentado, y no estés sentado si puedes estar echado". Hay quienes después de una copiosa ingesta, y libres de posteriores obligaciones, se acogen al " Bien comido y bien bebido, ya estoy dormido ", sin ponerle topes a los contraproducentes excesos culinarios y de dilatada siesta.
Estamos ya en verano y con él, para muchos, se aproximan las vacaciones en las que se suele interrumpir el habitual reloj biológico del sueño. Es una buena ocasión para iniciarse en la siesta, o dedicarle su tiempo los amantes de ella que tienen dificultades para hacerla durante el resto del año. Es placentera, no cuesta dinero. Es un "plato" español que sigue al tomado en la comida del mediodía. ¡ Buen provecho !
Para los extranjeros somos "fiesta y siesta". Yo particularmente prefiero la cabezadita (porque el tiempo no da para más) pero reconozco que ahora con el calor es el mejor postre que se puede uno tomar.
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