Los activistas de la algarada lían gordas
barrabasadas, arremeten con saña contra
los manifestantes, cuya ideología
o la causa que les mueve no les agrada.
Si interviene la policía, para
garantizar
el normal desarrollo de la
manifestación
autorizada, frenar los destrozos causados
en la calle y restablecer el orden conculcado,
muchas veces se
convierte también
en blanco de la
violenta marabunta.
En caso de agresión o para acabar con los
desmanes, la
fuerza actuante tiene que andar
con tiento antes
de proceder a la carga;
valorando, en el
fragor de la furia desatada
por la gentuza, la proporcionalidad de la
respuesta a
aplicar que, aun siendo la adecuada,
los malos la tildarán de brutalidad policial.
“ Menos miramientos y más palos pide la
gente
de bien. No debe tolerarse que los
salvajes
impongan su ley en las calles, se
salgan
con la suya y de rositas se vayan “
.
¡ Cuántas veces, por intereses
bastardos,
se les incita, ampara y no pasa nada !
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