A Donald Trump le ha sido concedida
la máxima condecoración de Egipto,
la Orden del Nilo, por sus esfuerzos
en favor de la paz.
Distinción que agradeció y fue
aplaudida
por los líderes internacionales,
invitados
a la firma del plan del Acuerdo de
Paz,
impulsado por el mandatario
norteamericano,
para detener la guerra en Gaza.
El proceso ha empezado, como es
sabido,
pero las expectativas de que avance
y se consolide en una paz duradera,
como es deseable, son cuestionables.
Hay mucho odio acumulado, sangre
derramada, recíprocas desconfianzas
y animadversiones que, en cualquier
momento, pueden hacer saltar por el
aire la olla a presión que los
contiene.
De todos modos, bienvenida sea la
la firma, el espíritu que la preside
y el empeño de Trump para que,
concertando voluntades, se
estampara.
Si con la distinción de la Orden del
Nilo
se siente complacido, ¡ Felicidades
!,
aunque queda mucho camino por
recorrer
para alcanzar la soñada paz, si se
logra,
en la profanada Tierra Santa.
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