Se hace un alto en el presente,
hacia atrás retrocede el
pensamiento;
va en busca de la inocencia pueril,
extraviada con el paso del tiempo.
Recuerdo enternecedor, añoranza
de lo puro y blanco, de vivencias
sin mancillar por la maldad humana.
La embelesada evocación pronto
desaparece. Surge la actual realidad
de los niños que viven, si eso es vivir,
en estado paupérrimo, de extrema hambruna.
Inocencia rodeada por la más grande
de las miserias. Vergüenza de la
humanidad,
que apela a las
conciencias.
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