El homenaje a las víctimas de la
Dana-
no Funeral de Estado – que se
celebrará
mañana en el Museo Príncipe Felipe
de Valencia, debería servir, además
del merecido tributo a las mismas,
para orillar los enfrentamientos y
reproches
políticos por la catástrofe del 29-O, de hace
un año, y para aunar los esfuerzos en orden
a la reconstrucción, indemnizaciones pendientes,
y las medidas a
adoptar para prevenir, evitar
o minimizar las
devastadoras consecuencias
de las riadas; pero se seguirá con la
trifulca.
Habrá o no responsabilidades penales,
mas
las morales y políticas, por la gestión
de
la Dana, afectan tanto a la
Administración
Central como a la Autonómica.
La utilización de los muertos en la
contienda
política, la haga quien la haga, evidencia
la
maldad de quienes la practican.
Ya se celebró una misa-funeral el 9-12-24,
por las víctimas de la Dana, en la catedral
de Valencia, organizada por el
arzobispado
y oficiada por su titular, a la que asistieron
los reyes de
España, autoridades y familiares
de las víctimas. Ello no empece al homenaje
de mañana, en el que está prevista
similar
asistencia y representación, y que, sin
duda,
rebosará de emoción.
El oficio religioso de la Catedral y el laico
de
mañana se complementan.
Que el recuerdo de las víctimas sirva de bálsamo
para el dolor y
de acicate para desterrar las cainitas
diferencias. Por pedir, que no quede; aunque
lo
del acicate no se vislumbra. ¡ Porca política
!
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