El Día de Difuntos se recuerda, de modo especial,
a los muertos, elevándose preces por ellos.
El de Todos los Santos se glorifica a los
que
son; hayan sido o no por la Iglesia
canonizados.
En estos días hay gran concurrencia en
los
cementerios, llevando flores para
adornar
las tumbas de los cuerpos, que allí reposan.
En la tarde-noche de hoy, bastantes mayorcitos
y niños se
disfrazan para celebrar el Halloween;
costumbre pagana, asentada en la
sociedad,
aunque también están los que no les
gusta
ese a destiempo e importado “ carnaval
“.
No hay que banalizar la muerte. Es el final
de la vida terrenal, que abre el paso al
más
allá. Recorrido que todos realizaremos
para
morar en el infinito.
Para llegar triunfantes a él, hay
que
procurar llevar cargada la mochila con
buenas
obras, como la llevan esas
personas
ejemplares- todos conocemos
algunas-,
que llamamos santos en vida.
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