Comparado con la eternidad,
fugaz rayo es el terrenal vivir.
El umbral del infinito
empieza con el último
latido del corazón.
El alma escapa
del cuerpo,
vuela hacia la luz divina.
Los ángeles la reciben
con perfumes deleitantes,
conduciéndola al celestial
banquete.
Invitación merecida por ser
buena y creyente en esta vida.
Antes de partir se engalanó
de espiritual gala:
la extremaunción le fue
administrada.
Isabel, la hermana de mi amigo,
cien años tenia.
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