Conocidos son los comentarios acerca de que el Gobierno está teniendo contactos, a través de terceros, con la banda terrorista ETA o intermediarios de ésta, con la finalidad de, mediante una nueva negociación, dar por finiquitado este problema terrorista; contactos que el Ministro del Interior desmiente rotundamente.
Algunos gestos podrían apuntar a la verosimilitud del nuevo intento (libertad de un etarra para cuidar a su madre, acercamiento de otro/s, la no detención de Josu Ternera que, al parecer ser, está “controlado” en Italia, “caso Faisán”, etc…), a la vez que policialmente se actúa con mucha eficacia. La técnica del “palo y la zanahoria”. Para que esa hipotética negociación llevase a la autodisolución de la banda, un planteamiento esquemático implicaría abordar como mínimo:
-Que la banda interiorizara el fracaso de la violencia y su derrota por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
-Tener garantías de impunidad y/o “salida digna”, tanto para los presos como para los huidos.
-Justificación que lo hacen porque han conseguido casi todos sus objetivos y que tienen plenas garantías que lo que falta por obtener- independencia incluída- lo intentarían conseguir por vía política.
-Entrega de armas o decir dónde están, comprobándose que eso es cierto, para su recuperación y destrucción.
-Voluntaria entrega de los terroristas a las Autoridades españolas o, mediante mecanismos legales, buscarles “ vacaciones pagadas” en países que les acogieran.
Ahora cabe preguntarse:¿Hasta qué punto sería capaz el Gobierno de mantenerse firme en defensa del Estado de derecho, respeto a la víctimas y no hacer concesiones, promesas ni dar garantías a los terroristas que chocan frontalmente con la legalidad?
Decisiones políticas pueden sentir la tentación de utilizar marrulleros atajos aplicando lo de “el fin justifica los medios”. La banda terrorista está muy debilitada (no tanto en lo “político”, porque aún tiene presencia “legal” en diversos ayuntamientos), pero no incapacitada para, con “golpes de efecto macabros” por delante, sentarse ante una nueva mesa negociadora desde una posición coactiva de fuerza.
De momento no veo más solución que la consabida receta: actuación policial y de inteligencia sin intermitencias, aplicación de la Ley, colaboración internacional, ilegalización de las marcas "blancas" de ETA de las Instituciones o que aspiren a instalarse y cumplimiento íntegro de las penas. Todo esto, acompañado del pacto, sin fisuras ni traiciones, entre PSOE y el PP en el País Vasco.
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