Los argumentarios diarios,
políticos y sectarios,
ya no cuelan, cuando
son repetitivos hasta el hartazgo.
Producen rechazo en el oponente
destinatario, quien se mantiene
en sus trece, y no entra al trapo.
No se molesta en contraatacar,
aunque razones tenga,
prefiriendo desviar la polémica
con bromas y chanzas.
En esta sociedad, en extremo
polarizada,
no conviene encastillarse en
cerrazones,
sino tener la mente abierta y
reconocer
lo dicho por Campoamor:
“ Y es que en el mundo traidor,
nada hay verdad ni mentira,
todo es según el color del cristal
con que se mira “.
Pese a la amalgama de colores
y visiones diferentes, cada cual
es esclavo de “ su verdad “;
pero la auténtica es la que nos
hará libres, según la cita bíblica
del Evangelio de Juan:
“ Veritas vos liberabit “.
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