Ojeando papeles guardados,
encuentro una misiva, fechada
y recibida en Febrero de 1988,
titulada “ Palabras a un amigo”,
que se reproduce a continuación,
con el propósito de mostrar empatía
y solidaridad con los componentes
de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado por
su impagable dedicación
y sacrificio al servicio de la
sociedad.
PALABRAS A UN AMIGO
“ Del alma, querido amigo,
brotan quejidos dolientes
que, impotentes, retornan
al refugio sombrío;
a ese corazón herido,
tumba de ilusiones muertas,
pues no hay quien preste oído
al suspiro inocente,
al anhelo suplicante
que bulle cual fogoso amante.
Amante de ilusiones truncadas,
de ideales nobles inculcados
en gélidas veladas,
allá en la niñez, al calor del
hogar,
por un padre de raída piel,
agrietada en duro trabajo,
que decía del bien y del mal,
de la justicia y la honradez, con buen
tino.
Y no pudo simular el regocijo
cuando el chico, crecido,
con decidido paso inició el camino:
Policía al servicio del humilde,
la verdad y el desprotegido,
entregándose sin esperar recibir
más que el reconocimiento debido,
no a él, sino al Cuerpo
por el Ángel protegido.
Mas diablos truncaron destinos
con emponzoñados dardos,
invirtiendo los valores
de pequeño aprendidos.
¡ Corrosivo veneno, letal falacia,
desatino permanente !,
que la ilusión ardiente,
la entrega constante,
castigadas con saña,
quiso volver indolente,
asolando tristeza
en el alma afligida
del honesto policía,
que hoy se resigna
con fingida calma.
Disculpa, querido amigo,
tan desahogo vehemente;
sobre el papel queda dormido.
No hay mal que pueda abatir
a un policía de España.
El ejemplo de los Caídos,
la enseñanza de niño oída,
hacen resurgir nuevas fuerzas,
luchar con más saña
en pro de los desvalidos.
La verdad y la justicia vencerán
a los belcebús terrenales.
Hay quienes se lo merecen,
esos niños de pañales,
que un día nos recordarán
cuando, afligidos por puñales,
escriban a un querido amigo,
exponiéndole sus males. “
No hay comentarios:
Publicar un comentario