Las torticeras “ artes “ gubernamentales
del “ sanchismo “ imperante, han
inundado
la Nación con el fango de la
corrupción,
del nepotismo, la injerencia en las ajenas
Instituciones y el descarado
populismo.
Para quitarse las pulgas de encima,
las aventa hacia sus incómodos adversarios;
pero como le siguen picando, busca
la inmunidad e impunidad, afanándose
en encontrar trapos sucios entre los
que alzan la voz de alarma y los que
investigan las presuntas ilegalidades
cometidas.
Tantos son los casos de corrupción,
nepotismo y otras evidentes
maldades,
que dificultan su enumeración.
Las picaduras han devenido en
infección,
que sólo se cura, depurando las
responsabilidades
contraídas, de arriba a abajo, y apeando del
poder
a los culpables que, por acción, omisión,
complicidad
o encubrimiento de tamañas
tropelías,
son responsables del cáncer que consume a la
Nación.
Bien están los desahogos por la envolvente
porquería;
pero conviene llevar la protesta cívica más
lejos,
llenando calles y plazas contra tantos
desafueros.
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