La selección nacional de España ganó la Eurocopa holgadamente, con un 4 a 0, frente a la de Italia. Enhorabuena ¡campeones!, felicidades a Del Bosque y congratulémonos todos los españoles. El sueño se ha cumplido y la proeza deportiva es festejada en cualquier lugar del mundo donde hay compatriotas.
Hemos recibido un mensaje telefónico desde Londres con el texto:” Hemos elegido un restaurante italiano para ver el partido con dos coj…(Estoy en Londres). Nota= Mucha gente con banderas de España y símbolos vendiendo marca…”, y otro que reza " Picadilly Circus con una bandera de España...!", acompañado de una fotografía en la que se ve la Bandera ondeando en lo alto del centro de la plaza londinense.
Desde el balcón vemos el continuo desfilar de coches al son de toques de claxon, con ocupantes ondeando la enseña patria y riadas de personas con ella en la mano, camisetas y gorros con los colores rojo y gualda, dirigiéndose a diversos puntos de concentración para festejar el triunfo. La apoteosis festiva será durante el recibimiento a nuestros campeones cuando regresen a casa.
Cuando se juega limpio y bien, en equipo, con fe y ganas de vencer, se obtiene la victoria. Nada valioso se consigue gratuitamente, implica constancia y sacrificio . Es el referente que tendríamos que tener presente para, una vez pasada la euforia por la Eurocopa ganada, volvamos a la diaria realidad. La desnutrida y desunida España necesita salir de su abatimiento y ocupar el podio del triunfo. Si queremos, podemos; pero remando todos, sin excepciones, en la misma y acertada dirección, cada cual según sus posibilidades y responsabilidades.
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