LAS AUTONOMÍAS: LA PRINCIPAL SANGRÍA

 

Las medidas anunciadas ayer en el Congreso por el Presidente del Gobierno, unas convenientes y otras no tanto, responden a las exigencias impuestas por Bruselas. No se fían un pelo de nosotros y con ellas se intenta generar confianza en quienes pueden prestarnos dinero, ya que no queda un roñoso céntimo en la hucha y debemos tanto que hasta el cobrador del frac nos ha dejado por imposibles. Rajoy respondió que sí, a la pregunta que él mismo hizo sobre si tanto sacrificio iba a servir para algo. ¿Cómo está tan seguro?. Tal vez sirva para que a corto plazo nos dejen más dinero que permita ir tapando agujerillos, entre ellos los intereses de las deudas; pero ¿quién puede afirmar que, el paquete en su conjunto, conduzca a la disminución del paro, el déficit y reactivación de la economía?.

Aún a falta de ver las concreciones del Consejo de Ministros de mañana y las incógnitas sobre el anuncio de nuevas medidas no desveladas que, más adelante, tendrán que realizarse, algunas de las decididas nos parecen insuficientes y rezagadas. La auténtica sangría viene por la hiperinflación administrativa y política (estatal, autonómica y local), el inasumible gasto que orbita en torno a ellas y la subvención a los que viven del cuento en detrimento de los que, en justicia, son acreedores a ella. La nefasta gestión de Zapatero y  cuadrilla, siendo la causa desencadenante e imperdonable de por vida, no debe servir de pretexto para dar carta blanca al actual Gobierno en todo o tratar de justificar sus errores y tardanza decisoria en cuestiones vitales.

Unas de las cuestiones mayoritariamente demandadas es la reforma en profundidad de las estructuras del Estado y entre ellas el diseño autonómico y lo que gira a su alrededor, pero ¡no hay tu tía!. Las cúpulas de los partidos lo guardan con un celo tan extremado que para sí hubiera querido el cuerno de la abundancia, con el que se representaba la mitológica deidad de la Fortuna. Lo malo es que se han creído que el invento funciona, o les interesa hacer ver que es imprescindible, cuando si desaparecieran no se hundiría la casa, iría a mejor; tan solo aumentaría el paro en una cantidad asumible y temporal que, de sobras, quedaría compensado su coste con el ahorro obtenido.

En vez de  arrancar de raíz el árbol podrido se desperdicia agua y abono en él, dejando sin riego y alimento a los arbolillos amarillentos y engomados sobre los que recae siempre el rigor cuando hay sequía o por exceso de poda. Ni se reduce drásticamente el número de cargos públicos y cohorte que les acompaña, ni se mete mano seriamente a las autonomías, instituciones y organismos innecesarios. Se hacen maquillajes, mientras se está a verlas venir por si escampa. Pero si ni el propio Rajoy es capaz de imponer su autoridad y ascendencia sobre algunas de sus baronías territoriales; respecto a Rubalcaba ¡ para qué hablar!

Si el PP y el PSOE quisieran de verdad, el asunto quedaría zanjado tramitando las reformas constitucionales que fueran precisas, para este y otros problemas que nos corroen, y tendrían fuerza para resistir cualquier tipo de envite y doblegar a quienes quisieran echarles un pulso. Para todo ello,  el bien de España y de la Patria debería primar sobre los demás intereses. Pero ¿qué decimos? ¿España, Patria?. Son palabras mayores reservadas para la gente de honor y con dignidad; ¿honor, dignidad?, ¿qué es eso?, ¿aún figuran en el diccionario?. Hemos sido presa de un delirio, nos martillean las palabras de Rajoy cuando dijo ayer: "No podemos elegir entre quedarnos como estamos o hacer sacrificios, no tenemos esa libertad". Sacrificios sí, pero para todos y con equidad. Ante la falta de libertad nos viene a la mente Segismundo quien, privado de ella, recita el conocido monólogo en la  "La vida es sueño" de Calderón de la Barca, tomándonos la licencia de sustituir " la vida" por España y Patria:

“¿Qué es España? Un frenesí

¿Qué es la Patria? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son”

Recuperados del delirio volvemos a la  cruda realidad y nos encontramos que no es sueño si no pesadilla agobiadora que nos atenaza.¿Cuándo saldremos de ella? Va para largo y muchos quedarán en el camino sin ver el fin; los que lleguen a Navidad ya veremos si les alcanza para turrón de algarroba y sidra "El Gaitero"

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