Ahora, ahora se está reconociendo el papel fundamental de la familia después de años intentando socavarla y banalizar su papel como célula fundamental de la sociedad. La crisis ha abierto los ojos a muchos críticos de la tradicional institución familiar y algunos medios de comunicación prestan voz a los que en ella encuentran el refugio para sobrevivir o mitigar sus penurias, escuchándose y leyendo testimonios personales desgarradores y a la vez estimulantes porque el hogar y el calor de padres y abuelos no falta a hijos y nietos en los momentos difíciles.
El drama del paro sumado al de las separaciones conyugales, que no es menor y lo que de ellas se deriva, nos permite constatar a diario la amorosa entrega de los los abuelos. A su avanzada edad siguen ofreciendo protección a los hijos adultos y son " padres" de sus nietos. Estirarán al máximo su pensión o ahorrillos, por no ver sufrir a sus descendientes.
Los verás en las puertas de guardería o colegio o en el parque infantil del barrio, disfrutando con las inocentes travesuras de los retoños a su cuidado; han rejuvenecido y dejado de ser viejos cascarrabias. Mientras tanto la abuela, en casa, haciendo las tareas propias del hogar y revisando el frigorífico para, con su ingenio y arte, hacer malabares con los que a todos alimentar.
Que Dios os conserve en salud ¡abuelos! y vuestro ejemplo nunca caiga en el olvido. La familia, pese a asechanzas mil, subsiste.
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