Muchas veces nos hemos pronunciado a favor de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado cuando han sido injustamente vilipendiadas como, por ejemplo, defendiendo la profesionalidad y bien hacer de las Unidades de Intervención policiales, popularmente conocidas como antidisturbios, y en la misma postura permanecemos. Ello no empece para que expresemos nuestra condena y repulsa contra quien o quienes cometieron el sabotaje policial, previsiblemente entre el anochecer de anteayer y la amanecida de ayer, rajando los neumáticos de cien furgonetas de tales unidades aparcadas en el interior del recinto policial madrileño de Moratalaz.
En la acción delictiva no importa tanto el valor de los elevados daños causados, que sí importan, como la intencionalidad y mano/s ejecutora/s. Aquella parece evidente, el impedir o dificultar que los vehículos estuvieran disponibles para la manifestación de los funcionarios que se celebró ayer en Madrid en protesta por los recortes, a la vez que demostrar el descontento policial en cuanto integrante del colectivo funcionarial. La autoría debió correr a cargo de propios policías, uno o más, actuando como salvajes piquetes violentos al amparo cobarde de la noche y del libre movimiento, traicionando a su propio Cuerpo, compañeros y a la sociedad a la que deben servir.
Algunas profesiones requieren un plus vocacional, asunción de riesgo, sacrificio personal y permanente disponibilidad; el solo salario de por si no es incentivo suficiente para dedicarse a ellas. Una de tales profesiones es la de policía nacional tan modestamente retribuida, como la de guardia civil, que no se pueden entender ni ejercer dignamente sin la especial vocación y constante espíritu de servicio en favor de los demás. No se ajustan a este encomiable perfil quien/es haya/n perpetrado el sabotaje policial; son los garbanzos negros de la Policía no aptos ni para el cocido.
El policía puede reivindicar legítimos derechos y demostrar disconformidad cuando los considera conculcados, utilizando los cauces que la legislación establece; pero si no es admisible ni justificable que se infrinja la Ley, menos lo es para quien debe velar por su observancia y ser ejemplar ciudadano en el que se pueda confiar.
La nota de prensa que emitió ayer el SUP (Sindicato Unificado de Policía) y que transcribimos, se comenta por sí sola:
"Aparecen varias furgonetas con ruedas pinchas
Ha sido la pasada noche y ha ocurrido en el recinto policial de Moratalaz, en Madrid. Como diría aquel: “nosotros no hemos sido”. No hemos apoyado ni alentado actuaciones ilegales desde que fuimos legalizados en 1984 (antes sí, y de hecho, un acto similar se produjo en el mismo sitio y sobre furgonetas de las Compañías de Reserva General en 1983 protagonizado por compañeros de Sevilla).
No obstante lo anterior, si algún compañero resultara afectado por estos sucesos, sea o no afiliado al SUP contará con el apoyo jurídico que precise de esta Organización. Porque la indignación es mucha y la estafa grande."
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